Los alumnos no necesitan barreras, necesitan oportunidades

 En la entrada de hoy me gustaría hablar de cómo las escuelas actualmente toman medidas para "ayudar" a sus alumnos. En concreto, a aquellos que tienen dificultades. 

Estoy escribiendo sobre esto porque hoy he estado en un colegio en el que hago voluntariado que se basa en grupos colaborativos donde tratar el temario desde otra perspectiva, algo más lúdica, habitualmente, y repasar aquello que les cuesta más, en especial matemáticas y lengua. Hoy he ido a una clase de diversificación de 4º de la ESO y me he sorprendido mucho al ver el panorama de la clase. 

Para empezar, hemos hecho ejercicios con ecuaciones de primer grado, en las cuáles tenían dificultades. Esto llama la atención porque se supone que las ecuaciones de primer grado se explican en 1º o 2º de la ESO, por lo que en 4º ya deberían controlarlas. 

Esto muestra cómo separar a los alumnos que tienen dificultades y ponerles todos en la misma clase y bajarles el nivel lo único que provoca es que el nivel baje aún más. Al final, si yo soy perezoso o algo se me da mal, me tendrán que poner a alguien cerca que sepa y me pueda ayudar no a alguien que va aún peor y que me va a incitar a tampoco hacer nada.

Además, el etiquetar de esta manera a los alumnos y separarles del resto, sería una manera de exclusión por inteligencia. Estamos dando por sentado que porque en 1º y 2º un niño sacase malas notas, lo cuál puede deberse a muchos factores y no a ser precisamente tonto, ya se merece que por el resto de su vida le traten cómo a alguien de menos y que no va a llegar a nada en la vida. Porque en un inicio los grupos de diversificación se crearon para ayudar a los alumnos más necesitados pero a la larga ha provocado un prejuicio y estigma hacia ellos. Cuando tú le dices a alguien que vas a diver, supone de ante mano que eres "cortito" o que algo no anda bien contigo. En este pensamiento están estancados también los profesores, los cuáles ya no se esfuerzan si quiera con esos alumnos porque los dan por "perdidos", consideran que ya no se les puede salvar y lo único que pueden hacer es intentar que pasen de curso. Pero mucho más lejos de la realidad, yo creo que a lo mejor si a esos alumnos les hubieran motivado y metido caña en algún momento hubieran cambiado y se hubieran esforzado a lo mejor más que el resto, pero hubieran llegado a los mismos resultados.

Este estigma que tienen todos, incluidos los profesores, lo notan los chavales. Una de ellas le ha dicho a mi compañera que no había día que no les tratarán de estúpidos o de menos en el colegio. ¿Cómo permitimos que pase en un aula? ¿Cómo es posible que los mismos profesores sean los que les quiten las ganas de aprender a los alumnos? 

El problema no es que piensen así los profesores, sino que al final los alumnos acaban pensando igual. Al final si tu figura de referencia, a la cuál deberías admirar e imitar, y que supuestamente sabe más qué tú te dice que eres incapaz, tú te lo acabas creyendo. Esto lo he visto en una chica a la cuál le he preguntado sobre que quería hacer cuando acabara la ESO. Ella me ha dicho que quería ser bióloga marina y algunos de sus compañeros se han reído cuando lo ha dicho. Incluso ella justo después ha dicho que era lo quería pero que posiblemente no llegaría. ¿Cómo les pedimos a los alumnos que crean en ellos si nosotros no lo hacemos?¿Cómo podemos esperar que nuestros alumnos lleguen a hacer cosas si ni nosotros confiamos en ellos? 

Como decía Charles Swindoll "La vida es 10% lo que me ocurre y 90% cómo reacciono a ello". Es decir, puede ser que estos chicos tengan situaciones más complicadas que el resto de los alumnos. Pero por ese justo motivo necesitan más ayuda. Pero ayuda de verdad, necesitan a alguien a su lado que les motive a seguir hacia adelante y que les ayude a entender aquello que no comprenden. No necesiten a nadie que tire para abajo, a alguien que les ponga todo más sencillo por miedo a que no sean capaces de llegar. No podemos juzgar a una persona sólo por una característica suya, no podemos juzgar a un libro por su portada.  

Incluso algunos de los chavales hacían las ecuaciones más rápido que yo las haría y tenían mucha cabeza. A lo mejor, podrían ser unos ingenieros o informáticos impresionantes, pero cómo estaban en diversificación, todo el mundo había dado por sentado que ya no podían entrar a una carrera porque serían incapaces, porque sería muy difícil. Pero que más da eso si es lo que deseas hacer. Porque limitar nuestros sueños, nuestros deseos a cosas tan sencillas. Posiblemente, tardarán más o necesitarán más ayuda como ir a academias, pero no significa que no lo puedan lograr. No podemos dejar que una decisión que tomarán sus profesores cuando el chaval tenía 13 años condicione toda su vida. 

A lo mejor parezco exagerada, pero esto es real. Un amigo mío acabo 4º de la ESO el año pasado y cuando fue a hacer la matrícula para bachillerato, el colegio se sorprendió y el propio orientador le propuso irse del colegio y hacer una FP porque sería más sencillo para él. ¿Quiénes somos nosotros para interferir así en la vida y autoestima de los demás?

Esto también pasa al revés. Yo por ejemplo siempre he sido una alumna de buenas notas y cuando me quise ir a letras y cuando les dije a mis profesores que quería estudiar magisterio, la mayoría miraba con cara de decepción. Todos decían lo mismo, "tú podrías aspirar a más". No obstante, si era lo que yo quería hacer y lo que me hace feliz en la vida, porque voy a desecharlo por hacer algo más "difícil", sólo porque se supone que tengo capacidades.

En la vida creo que importa más el esfuerzo y ganas que les pongas a las cosas que las capacidades. Esta era la idea de la fábula que nos contaban sobre la liebre y la tortuga. A lo mejor la tortuga llega más tarde y necesita más tiempo, pero siempre acababa llegando a la meta. Mientras que la liebre por mucho que sepa correr si no lo hace, nunca llegará a ningún lado.

A día de hoy, nos creemos que somo innovadores al pensar en modos diferentes de enseñar y relacionarnos con los alumnos, nos creemos inclusores al ayudar a los que peor van en el aula. Creamos este tipo de aulas, desmotivando a los alumnos y nos ponemos la medallita y nos damos palmaditas en la espalda felicitándonos por nuestro trabajo bien hecho. Sin embargo, no somo plenamente conscientes de las repercusiones que estas decisiones puedes tener en cada uno de estos alumnos en particular, y en la sociedad en general.

Debemos empezar a cuestionar más, a qué denominamos inclusión y empezar a crear una ESCUELA PARA TODOS, donde todos y cada uno, sin tener en cuenta sus capacidades o sus situaciones económicas o familiares, intervengan en ella y se sienta incluidos y aceptados. La educación debe unir, no dividir.



Comentarios

  1. Estoy completamente de acuerdo con el argumento defendido, ya que si se le dice a un niño que no puede y que no sirve para algo, al final se lo va a creer (efecto Pigmaleon).

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