Desigualdad en las aulas

A lo largo de la historia, la educación y la enseñanza tal y como la conocemos han ido evolucionando y adaptándose a las características de la sociedad del momento. Sin embargo, hay un factor que siempre ha estado presente en la escuela y que la gran mayoría de veces pasamos por alto: la desigualdad. 

En los inicios en Grecia y también en la Edad Media solo podían acceder a la educación aquellos de una clase alta y con suficiente dinero para poder costearse una educación. En aquella época toda persona inferior a esa clase, lo que a día de hoy seríamos cualquiera de nosotros, no tenía oportunidad para poder aprender aunque quisiese. Entonces la educación o la escuela se veía determinada por una desigualdad de clase.
Posteriormente, con la aparición de las universidades, se amplió la educación a quién pudiese pagársela. Sin embargo, esta claro que ningún campesino o artesano podía permitírselo. Por lo tanto, el acceso a la educación estaba condicionado por el nivel socioeconómico. Esto ha afectado y pervivido durante siglos, incluso actualmente existe esta desigualdad puesto que existe educación privada y pública. 

Más adelante, se empezaron a crear leyes que obligaban a la enseñanza a toda la población independientemente de su clase social o nivel económico. Sin embargo, con estas medidas no se acabó con la desigualdad ya que quedaba todavía un amplio grupo social que no habían tenido en cuenta: las mujeres. Estas alcanzaron su derecho a la educación ya entrado el siglo XIX.

A día de hoy, al menos en este país, todo el mundo desde que nace tiene derecho y obligación a una enseñanza hasta los 16 años. Aunque a simple vista, pareciera como si ya se hubiese acabado con la desigualdad, todavía queda un grupo que para la gran mayoría de la población pasa desapercibido o incluso es evitado e ignorado. Me refiero a todas las personas con discapacidad. 
Es verdad, que desde hace un par de siglos existen colegios de educación especial para este tipo de colectivo, los cuales cumplen una función imprescindible para la sociedad. Sin embargo, no me refiero a la discapacidad que todos os estáis imaginando sino a todos los niños que no tienen una enfermedad diagnosticada pero sí algún tipo de trastorno que les impide aprender de la misma manera que sus compañeros o incluso a aquellos que tengan una discapacidad más leve y que no necesiten ir a un colegio de educación especial. 

Últimamente lo que se hace en las escuelas es promover la igualdad entre sus alumnos. Es decir, que todos tengan las mismas oportunidades y que aprendan de la misma manera, sin embargo no todos somos iguales. Por lo tanto, no deberíamos primar una igualdad en las aulas, sino una equidad. Deberíamos como maestros conocer a nuestros alumnos y saber que necesita cada uno.  Es verdad que todos somos diferentes y necesitamos distintas cosas, pero en especial las personas con trastornos como TEA, TDH o TDA entre otros tienen aún más necesidades. 
En las escuelas a día de hoy con estos perfiles lo que intentan hacerles es amoldarlos dentro de un aula con el fin de que no se sientan excluidos. No es que está idea sea mala sino que está mal ejecutada. No podemos tratar a estas personas sin tener en cuenta su trastorno, no debemos amoldarles a ellos para encajar en la clase, sino que lo que debemos hacer es modificar la clase para que ellos puedan desarrollarse tanto como sus compañeros. Lo que debemos crear es una escuela en donde todos se sientan incluidos.


Debemos luchar como maestros por una educación en la que todos y cada uno vean sus necesidades cubiertas y que genere un apoyo incondicional a todos los tipos de alumnos que existen. Por ejemplo, se podrían tomar medidas como la adaptación de la forma de evaluar o el cambio de lo métodos de enseñanza, dándole más importancia a la práctica o el ejemplo que a la clase magistral. 
En definitiva lo que considero que los centros deberían hacer es centrar la mirada en cada alumno y no tanto en la burocracia, en la competencia entre centros o los resultados académicos puesto que la función última y verdadera de la enseñanza es lograr que los niños salgan del colegio preparados para la vida en todos los ámbitos posibles.


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